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Hacedores de círculos: Lección 3

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El Círculo de la Estrategia

(1 Reyes 18:30-39) La historia de Elías confrontando a Israel en el Monte Carmelo, es una historia clásica de estratégia espiritual. Elías había orado hasta que supo lo que Dios quería que él hiciera. “He hecho todas estas cosas por palabra tuya.” El plan de confrontar al Rey Acab y los profetas de Baal fue idea de Dios. Elías simplemente estaba haciendo lo que Dios le había dicho que hiciera. 

¡Fracasar en planear, es planear para fracasar!

  • Una mente que piensa

Jesús nos aconsejó “siéntate y calcula el costo.” (Lucas 14:28-30) Esto es en lo que muchas personas fallan. Ellos nunca se toman el tiempo para desarrollar una estrategia piadosa. Ellos aún están jugando a las adivinanzas con Dios y tratando de suponer que es lo que Dios quiere que hagan. La oración debe de ser nuestra alfa y omega al hacer planes. La meditación y la oración son un momento excelente para planear. 

Alguien dijo, “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.” Es cierto que no debemos tomarnos las cosas muy en serio. Ciertamente cometemos errores, pero esto no es una excusa sobre nuestro fracaso al planear. Dios nos dio un cerebro y es nuestra responsabilidad el usarlo. El apóstol Santiago nos relata que Elías “oró fervientemente” (Santiago 5:17-18 LBLA). Estas palabras también pueden traducirse como “orar con una oración.” Elías había orado sobre este problema y sabía lo que debía hacer. 

Desarrolla una estrategia

  • Haz lo mejor que puedas con lo que tienes en donde estás. 

  • Ayuda a las personas a maximizar sus habilidades dadas por Dios. 

  • Determina que las personas que te conocen mejor, son quienes más te respetan.

¿Cuál es la estrategia que Dios te ha ayudado a desarrollar para tu vida? ¿En dónde planeas estar de aquí a cinco años en el ministerio? ¿en diez años? Es nuestra responsabilidad como líderes espirituales desarrollar planes piadosos. 

  1. Manos que trabajan

Las palabras no son suficientes, también tenemos que actuar de acuerdo a nuestras oraciones. Una de las razones por las cuales las personas fallan en recibir una respuesta a sus oraciones, es porque eso es todo lo que hacen, orar. Llega un punto en nuestras oraciones donde tenemos que actuar. “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican…” (Salmo 127:1 LBLA). No solo tenemos que orar como Elías, sino actuar como Elías. Él era un hombre de acción. Él edificó un altar e hizo una zanja alrededor del altar. Colocó la leña sobre el altar y ofreció un sacrificio a Dios. 

Muchos de nosotros queremos que Dios se mueva antes de que nosotros actuemos en fe. La fe es más que un hecho; la fe también es una acción. Hay un momento en nuestras oraciones cuando necesitamos dejar de hablar y comenzar a trabajar. Llegamos a un punto en donde debemos ponernos de pie y dar un paso de fe. El primer paso siempre es el más complicado a dar, pero frecuentemente fallamos en dar ese paso de acción, lo cual nos mantiene alejados para que recibamos nuestro milagro. 

  1. Ojos que ven

No es suficiente arrodillarnos y orar, debemos ver hacía el mar también. ¿Qué era lo que Elías esperaba ver cuando envió a su siervo a ver hacia el mar? Él esperaba ver a Dios moverse en respuesta a sus oraciones. Siete veces envió Elías a su siervo, y en el momento en que el siervo vio una pequeña nube elevarse del mar; Elías dijo, “¡Eso es todo! La lluvia está por venir.” Debemos dejar de ver nuestros problemas y comenzar a ver las promesas. Tenemos que ver lo que Dios ve. 

Muchas personas están atrapadas viendo sus problemas. Eso es todo lo que pueden ver. La oración nos ayuda a salir del problema y comenzar a ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Aprende a ver tu problema a través de los ojos de Dios. La oración nos ayuda a identificar el problema y ver alrededor de la situación. Si pasamos todo nuestro tiempo mirando el problema, destruye nuestra fe. Entre más vemos el problema, más grande se vuelve. Necesitamos desarrollar ojos los cuales ven a Dios (Hebreos 11:27). 

¡Dibujemos un círculo de estrategia!

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