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Hacedores de círculos: Lección 5

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El Círculo de la Persistencia

(Lucas 18:1-8) Jesús relata una asombrosa historia la cual nos advierte sobre dos grandes peligros espirituales: el riesgo de desanimarnos al grado que dejamos de orar, y el riesgo de perder nuestra pasión por la apatía o indiferencia. Cualquiera de estos errores provocará que nuestras oraciones se vuelvan ineficaces. La historia de la viuda en busca de justicia por parte de un juez injusto, nos da el principio de orar sin cesar. Orar arduamente es más que simples palabras; involucra nuestra sangre, sudor, y lágrimas. Orar sin cesar, es trabajar como si todo dependiera de nosotros y orar como si todo dependiera de Dios. Es hacer lo que sea necesario para demostrarle a Dios que vamos en serio con nuestra petición de oración. Los tiempos de angustia requieren de medidas desesperadas. Llega un momento en el que debemos tirar toda cautela por la ventana y dibujar un círculo en la arena de la vida, y rehusarnos a partir sin una respuesta.

  • El problema

Hay personas en posiciones de liderazgo que, así como el juez injusto no les importa que está bien o mal. No tienen respeto por Dios o las personas. Al juez injusto no le importaba la viuda, solo se preocupaba por sí mismo. 

Y también hay adversarios quienes tomarán ventaja de cualquiera que parezca ser vulnerable. El desconocido adversario del cual habló Jesús, vio a la viuda como una presa para el abuso. Ella era vista como una persona débil sin nadie que la defendiera. Jesús no nos menciona el tipo de abuso que la viuda había experimentado lo cual nos ayuda a relacionarnos con la historia, pero cualquiera que haya sido la injusticia, el juez injusto se dio cuenta que la viuda no se daría por vencida hasta haber recibido justicia en contra de su adversario. El juez injusto sabía que esta mujer no conocía el significado de la expresión “darse por vencido”

La pregunta que debemos hacernos respecto a la historia es ¿qué tan desesperados estamos por una respuesta a nuestras oraciones? ¿Por cuánto tiempo y qué tan fuerte estamos dispuestos a tocar la puerta de la oportunidad?

  • La respuesta

Pronto el adversario descubrió que la viuda no era una víctima débil vulnerable a sus maquinaciones. Ella no podía defenderse, pero conocía a alguien que podía, y se rehusó a recibir un “No” por respuesta. Su método para obtener justicia era muy poco convencional. De acuerdo al protocolo judicial ella debió haber esperado su día en la corte para estar frente al juez y encarar al adversario, pero su desesperación la llevó a optar por un método personal. Ella comenzó a seguir al juez y clamar por justicia. No lo dejaba en paz. Se cruzó la barrera profesional y fue hasta su casa. De la misma manera Dios no se impresiona por nuestro protocolo profesional. Dios se impresiona con nuestra fe persistente; una fe que no se da por vencida. Deberíamos de ser como esta mujer y tener una santa desesperación. En esta historia, Jesús honra a la viuda que volvió loco al juez porque ella no dejaba de tocar a su puerta. 

Un estudio de violinistas de clase mundial

Un grupo grande de estudiantes de música fueron divididos en tres grupos diferentes:

  1. Solistas de clase mundial. 
  2. Buenos violinistas
  3. Músicos no profesionales

Los niños en este estudio, todos practicaban en horarios similares hasta que ellos tenían ocho años de edad, y entonces algo diferente comenzó a suceder. Sus horarios de práctica comenzaron a cambiar hasta que, a la edad de veinte años, los músicos promedios en la tercera categoría habían practicado 4,000 horas mientras que, los buenos violinistas en el grupo número dos habían practicado por 8,000 horas. Pero los solistas de clase mundial en la categoría número uno, habían practicado por 10,000 horas. Es obvio que una de las razones por las cuales ellos eran los mejores músicos era porque trabajaron duro. 

De la misma manera, la oración es una disciplina que se aprende; es un hábito que debe ser cultivado. Es una habilidad que se practica. Entre más grande el sueño, más duro o con más ganas tenemos que orar. Muchas oraciones no son respondidas porque dejamos de orar. 

El punto principal de la historia de Jesús es de contraste. Dios no se parece en nada al juez injusto y Jesús está diciendo que si la viuda puede obtener su petición de parte de un juez malo ¿cuánto más seríamos capaces de obtener por nuestras peticiones contra nuestro adversario el diablo de parte de un Dios bueno quien es un Juez fiel?

¡Dibujemos un círculo de oración de persistencia!




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