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No tienes muchos padres: Lección 4

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Cada uno necesita un héroe.  Ésta es la razón por la que la gente hace ídolos de las estrellas de películas y los deportes.  Como niños, hacemos héroes a nuestros padres pensando que son hombres que no pueden hacer ningún mal, y entonces es un gran choque cuando los vemos fallar.  En nuestra decepción, somos tentados a rechazarlos, pero cuando maduramos en la vida, descubrimos que los padres son gente igual que nosotros.  Tienen pies de barro e incurren en equivocaciones como todos.  Sin embargo, tienen la ventaja de veinte a treinta años de experiencia, por eso hay mucho que podemos aprender de ellos.    

Un hijo en el ministerio debe aprender poner su vida en las manos de un padre espiritual, pero debemos tener cuidados a quién llamamos “papá.”  Nos convertimos como la gente a la que seguimos.  Si los hijos son engendrados correctamente en el ministerio, entonces ellos también podrán engendrar a sus propios hijos y los hijos aumentarán con cada generación al bendecir a los hijos que los siguen.  Es a través de las manos de un padre que él puede tocar y moldear nuestra vida. 

Aquí están algunas de las grandes lecciones de las manos de un padre.  

  1. SUS MANOS SON FUERTES

Un padre es visto por los ojos de su hijo como un grandote y fuerte.  Los buenos padres dan seguridad a la vida de sus hijos debido a su fuerza.  Sus hijos se sienten seguros en su presencia porque él nunca los lastima intencionalmente.  Piensan que él puede hacer cualquier cosa.  Aman jugar con él porque hace cosas que son imposibles que ellos hagan solos.  Pueden montar en sus hombros y ver más lejos de lo que podrían ver por sí mismos.  Él los toma y los sostiene sobre su cabeza.  Éstos parecen ser juegos de niños, pero en realidad él les está enseñando cosas de Dios.  Un día aprenderán que solamente Dios puede ayudarles a hacer lo imposible; solo Dios puede ayudarles a satisfacer sus sueños.  Pero Dios nos dio padres para darnos un buen ejemplo de su naturaleza, y un buen padre señala a su hijo la dirección hacia Dios.  

Porque no hay niño perfecto, debe haber corrección en sus vidas.  Los padres disciplinan a sus niños porque los aman.  La disciplina da gran seguridad en la vida.  Hebreos 12:7-11. Nadie goza la disciplina, pero da fruto y nos asegura que nuestro padre nos ama tanto que nos corrige cuando estamos equivocados.  Un padre que ha marcado los límites en la vida de su hijo ha sido retado sobre la regla.  Muchos padres incurren en la equivocación de cambiar la regla por intentar acomodar el pensamiento del hijo porque quizá han sido demasiado estrictos.  Pero cambiar el límite solo crea mayor inseguridad en el niño.  La razón por la que probaron la regla no era porque era incorrecta, sino porque el hijo deseó saber si la regla era segura.  A causa de que cada hijo tiene necesidad de seguridad, cuando el padre mueve el límite crea mayores inseguridades en el niño.

  1. SUS MANOS SON EXPERTAS.

A los hijos, sus padres les pueden hacer cualquier cosa.  Han visto que las manos de sus padres hacen milagros.  Puede tomar un pedazo de madera y hacerlo un mueble.  Puede tomar un poco de lodo y hacerlo una hermosa vasija. Ven asombrados como toma simples colores y hace cuadros hermosos. Otra vez, están aprendiendo mucho de Dios mirando a sus padres. 

Dios puso el deseo de aprender en el corazón de un niño, y aprenden mirando a los que están alrededor de ellos.  Los buenos padres se aprovechan de esta curiosidad natural para enseñarlos.  Saben que pronto, el niño será adulto, y desean ayudarles a alcanzar su potencial.  La fortaleza más grande del liderazgo es influencia. Un buen padre utiliza su influencia sabiamente para señalarles a los pequeños que lo siguen a Dios y a su destino.  Él sabe que la vida no se trata de él; la vida es mucho más grande que él.  La vida se trata de Dios y el alcanzar el potencial que el Dios ha puesto dentro de nosotros.  

Un buen padre sabe que el entrenamiento que él da su hijo dará lugar a mayores realizaciones.  El hijo irá más lejos que su padre.    Los hijos son como las flechas que apuntamos hacia un blanco, los apuntamos en la dirección correcta y después los lanzamos para que alcancen su destino.  Salmo 127:4 3. 

  1. SUS MANOS ESTAN CICATRIZADAS.

Tarde o temprano, aprendemos que nuestros padres son falibles. Cometen errores como todos, y muchos de estos errores dejarán cicatrices que cargarán por toda la vida. Ve la vida de algunos grandes hombres de la Biblia y vemos a hombres imperfectos usados por Dios. Adán fue ratero, Noé borracho, Abraham mentiroso, Moisés asesinó a un hombre, David adulteró, Pedro negó al Señor. Todos fallaron pero ninguno fue un fracasado Vencieron sus errores y se arrepintieron de sus pecados. Dios usa a gente imperfecta para hacer su obra porque son los únicos que tiene. Nadie es perfecto. Solo somos gente que sigue a Dios.

Las cicatrices son especiales cuando son parte de nuestro testimonio. Nadie debe presumir de nuestros pecados, sino de la gracia de Dios. Mi pecado es grande, pero la gracia de Dios es mucho más grande para redimirme.

¡¡ CONOCEMOS A JESÚS POR LAS CICATRICES DE SUS MANOS !!

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